Si el fútbol es tan amado es porque cuando las historias del campo se convierten en historias de vida, los futbolistas no sólo son campeones sino ejemplos. Esto es lo que Mauro Bellugi fue para el fútbol y para el Inter: un luchador, un fiel compañero de equipo, un estimado rival.
Para el ex defensa, el Inter fue una llamada del destino, una oferta imposible de rechazar, un encuentro que cambió su vida y lo convirtió en hincha del Inter para siempre.
En las categorías inferiores de los nerazzurri jugó como extremo, marcando varios goles, y en 1969 llegó la llamada al primer equipo y el encuentro con Herrera: su tarea se había convertido en la de defender la portería, a toda costa. Frente a él había grandes campeones y amigos, Suárez, Corso, Boninsegna, Mazzola... pero Bellugi marcó un gol, un gol inolvidable contra el Borussia Mönchengladbach, en la ida de los octavos de final de la Copa de Campeones 1971/72:
"En aquella época no era fácil para un defensa pasar la línea de medio campo. Mi trabajo era defender, los delanteros se encargaban de marcar. Ni siquiera recuerdo por qué estaba allí. El balón llegó al borde del área, lo pateé instintivamente y todos vinieron a abrazarme. Fue un instante, ni siquiera entendí lo que había pasado".
Entre los mejores momentos de sus 137 apariciones en los nerazzurri, de 1969 a 1974, está la conquista del Scudetto en 1970/71, un trofeo perseguido y ganado con toda la determinación que siempre distinguió su forma de jugar, su amor por el fútbol y por la vida. Su espíritu guerrero le acompañó siempre, desde las batallas para llegar a ser "grande" hasta las más difíciles que caracterizaron el último periodo de su vida. Cumplió 71 años el 7 de febrero y hasta el final quiso dejar al mundo un mensaje de fuerza y esperanza, les habló de la belleza del fútbol y de la vida, de aquello por lo que merece la pena luchar y se vio recompensado por el abrazo de todos, de sus aficionados, de sus compañeros, de sus rivales y de la gente que reconoció en él ese ejemplo de vida que hoy más que nunca se hace precioso.
En su historia hay fuerza, determinación, alegría, amor y esperanza.
Ciao Mauro.
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