




En Brasil, al igual que en muchos otros Inter Campus, los niños entrenan en lugares que antes servían para otros propósitos, lugares que tal vez han sido abandonados o se han dejado de usar. Con el tiempo, se han convertido en un lugar de ocio más que forma parte de la comunidad y se adapta a ella.
Un ejemplo de ello es Agua Vermelha, un campo de Sao Paulo, que recibe su nombre por el color rojizo del terreno. Durante la temporada de lluvias, el color se extiende por las calles a causa del flujo de agua, lo que tiñe a la comunidad local de un color bermellón.
La Arena Caveirao, por su parte, era una cantera en Pernambuco, que se convirtió en un parque infantil. Detrás de ella se encuentra un cementerio en el que abundan los pases y los disparos. La zona está rodeada de viviendas de barrio bastante descuidadas.
Aunque estos lugares sean diferentes a lo que acostumbramos a ver, la pasión por el fútbol sigue siendo la misma.